En su primera campaña de su extensión de US$108 millones y seis años con los MarinerosLuis Castillo llevaba cinco semanas y cinco apariciones sin lograr victoria; bateado, hasta que el lunes consiguió una presentación donde más que el triunfo ingresó a un círculo exclusivo entre los lanzadores dominicanos.

En la quinta entrada, con una recta a 98 millas que Shea Langeliers, de los Atléticos, abanicó, Castillo alcanzó el ponche número 1,000 de su carrera en las Grandes Ligas, una que comenzó en 2017 en Cincinnati y se movió en julio pasado a Seattle. 

El banilejo apretó de puño derecho, beso el guante y levantó las manos hacia arriba en señal de agradecimiento mientras la pantalla de 60 metros del jardín derecho en el T-Mobile Park copaba todo el espacio con la proeza y gran parte de los 15,418 espectadores en la casa de Ken Griffey Jr., e Ichiro Suzuki lo aplaudían. Fue una salida de seis episodios en blanco, donde toleró solo cuatro hits, dos boletos y ponchó ocho.

Como una bala

Casillo, de 30 años, no solo se convirtió en el dominicano 22 que alcanza los 1,000 ponches. Es el que ha requerido menos entradas y partidos para lograrlo y segundo en bateadores enfrentados.