POR: DR. FAUSTO MOTA GARCÍA.

«Reza como si todo dependiera de Dios.Trabaja como si todo dependiera de ti». San Agustín.

A la luz de lo expresado por San Agustín de Hipona, una mente preclara de la Iglesia Católica, quien al referirse al amor sostuvo: “La medida del amor es amar sin medida”. En el significado connotativo de esta afirmación se inscribe la entrega, el servicio, la caridad y solidaridad. Esta Natividad 2022 es tiempo apropiado, para henchido de amor el corazón, poner en práctica vivencial, con todos nuestros hermanos, eso que afirmara esa polémica figura de la iglesia, a la cual referimos admiración.

En Navidad todo se apropia de un matiz diferente: clima, ambiente, seres humanos, amaneceres, atardeceres, luna, sol y la misma madre naturaleza; es tiempo para amar sin medida y reflexionar sobre el camino que hoy toma el hombre en su desenfreno, ambición y locuras. Tiempo para dimensionar la visión y el amor por los cuales el divino Rabí de Galilea decidió inmolarse.

Espacio para valorar la dimensión humana y espiritual del Maestro, su camino al Gólgota y la posición maquiavélica de sus verdugos, incluyendo al inefable Pilato, y su inolvidable sentencia de: “Lo escrito, escrito está”.

Momento para identificar la pertinencia de nuestros pasos y responsabilidades con la justicia, la verdad, equidad y el sacrificio que nos enseñó aquel que por inmenso e inigualable amor todo lo dio, incluyendo su propia existencia terrenal…
Cierto, él venció a la muerte, muriendo. Emulamos al sencillo niño que nació en pesebre, y en recordación a este tiempo de Navidad y Año Nuevo hice un paréntesis sobre los temas de la vulgaridad cotidiana, es decir, de: corrupción, impunidad, reelección, adulterio, feminicidio, robo, violencia, atracos, drogas, manipulación, injusticias, politiquería, clientelismo barato, dádivas interesadas, pedideras infinitas, hambre, doblez, y la sempiterna hipocresía humana. Rendir honor a aquel que basado en su incomparable amor entregó el alma entera como diría Rafael Solano.
Subrayo lo expresado por Lao Tse sobre el amor cuando sostuvo: “Ser profundamente amado te da fuerzas, mientras que amar profundamente a alguien te da coraje”.

He ahí la dictadura del amor, que se conjuga y traduce en apoyar con honestidad e integridad a quien necesita de nuestra mano solidaria; no en dar y tomarnos una foto para publicarla y sacar ventajas y luego vender imágenes distorsionadas de aparente sensibilidad…

Particularmente, no creo en el clientelismo que humilla y adultera. Si a alguien otorgo un aporte, lo visito a su casa y le entrego discretamente un sobre sin evidenciar contenido, lo otro es manipulación y humillación incalificables.En ese vaivén ha discurrido mi vida en estos más de cuarenta años de existencia educativa, política, cultural y social.

Comparto plenamente lo sostenido por Gothe de que: “Un hombre no aprende a comprender nada, a menos que lo ame” Mi vida la sustento en el amor, sin poses, respetando a los demás, así como me respeto yo mismo. Sin hipotecar mi manera de ser, sin flaquear ante los poderosos que basados en petulancias y arrogancias humillan y distorsionan…

Juzgo que soy hombre de paz absoluta, pero con carácter, pudor, gallardía y respeto. En este tiempo de Navidad reafirmo mi gran amor y comprensión por aquellos que coinciden con mi manera de pensar y ser; y también como Martí, entrego una rosa blanca a aquellos que disienten de mi manera de pensar y convivir. ¡Qué así sea!