
Durante las festividades navideñas, los servicios de emergencias hospitalarias registran un aumento significativo en la demanda de atención médica, principalmente por accidentes de tránsito, intoxicaciones alcohólicas y alimentarias, así como por lesiones asociadas a riñas.
La mañana del 25 de diciembre, en el Hospital Traumatológico Darío Contreras se escuchaban los gritos de los heridos cuando a su llegada eran movilizados en camillas o sillas de ruedas para ingresarlos al área de triaje.
Afuera, una familia de cuatro esperaba información acerca de su pariente, el cual se vio envuelto en un accidente de tránsito entre una guagua y una motocicleta en el sector El Almirante, resultando afectado en su rodilla izquierda.
«El motor se le estrelló a la guagua y después querían pelear«, se limitó a comentar una de las familiares, quien no quiso identificarse.
A su lado merodeaba Dariel Ozuna, un joven de 19 años residente en Gualey, el cual había sido despachado tras ser curado luego de que su pareja sentimental, también adolescente, le clavara un cuchillo por la espalda.Con gran nerviosismo entró un conductor en un carro blanco al área de Emergencia, tanto así que al doblar no midió bien y terminó subiendo la goma del lado del pasajero por encima del contén.
Se bajó rápidamente y al abrir la puerta trasera solo exclamó: «Se partió un pie, se partió un pie«, mientras hacía señas para que acercaran la silla de ruedas al vehículo.
Con ojos llorosos, una jovencita esperaba noticias de su hermana, accidentada en Brisas del Este, en Santo Domingo Este.
«Ella chocó en un motor y ahora hay que coserle la cabeza«, dijo en una escueta conversación.
De inmediato la atención se volcó hacia una joven de 16 años, la cual recibió un tiro en un pie en el sector El Valiente.
- De acuerdo con su relato, se encontraba en horas de la madrugada en una pequeña cafetería que tiene su madre y fue agredida. Asegura no conocer a la persona que le disparó, aunque hace dos semanas sostuvo una riña con alguien más.
En el Moscoso Puello
Un ambiente completamente diferente se observaba en el Hospital Francisco Moscoso Puello, donde ambulancias del Servicio Nacional de Salud (SNS) llevaban pacientes con complicaciones, especialmente de tipo cardiovascular y presión elevada.
«Papá párate, todavía te puedes parar», gritaba entre fuerte llanto una señora al enterarse de la muerte de su padre.
El envejeciente sufrió un repentino paro cardíaco y cuando llegaron al hospital no pudieron reestablecerle los signos vitales.
