
A principio del siglo XX algunos países, principalmente europeos y Estados Unidos, comenzaron a construir rotondas como una solución al atascamiento, para mejorar el flujo vehicular en algunas ciudades, y desde entonces hay quienes defienden ese diseño vial, mientras que otros lo rechazan, alegando obstáculos para la circulación, aumento de la inseguridad para peatones y eliminación de elementos de marca ciudad.
En el Distrito Nacional han sido eliminadas seis rotondas en vías de gran flujo vehicular, pero todavía quedan 5, en algunas de las cuales se forman taponamientos. En algunos países como Francia, España, México, Argentina, Jamaica, Colombia y otros, las rotondas funcionan sin ninguna dificultad y se atribuye al buen uso por parte de los conductores y a la rigurosidad en la aplicación de las leyes de tránsito.
Para sus defensores, las rotondas son mejores para la fluidez vehicular porque la mayoría carece de semáforos. Se reduce el tiempo de espera de los vehículos, son más seguras porque evitan los choques frontales, reduciendo en 75% los accidentes con lesiones y en un 90% los fatales, el consumo de combustibles disminuye y no requieren electricidad.
Los que las rechazan aseguran que pueden colapsar cuando el tráfico es pesado, dependiendo del flujo vehicular, son más inseguras para los peatones y se necesita para su construcción un área más grande que una intersección.
Balaguer y las rotondas
En la República Dominicana el auge de las rotondas comenzó en los años 70, durante los gobiernos del fenecido presidente Joaquín Balaguer, aunque en la época de Rafael Leónidas Trujillo existían algunas como la del «Obelisco Macho» o «Obelisco a la Paz de Trujillo» construida en 1936 en la avenida George Washington y la del Congreso Nacional.
Rotondas en el DN
Los gobiernos de Balaguer construyeron la de la avenida John F. Kennedy con Winston Churchill, Kennedy con Gómez, 27 de Febrero con Máximo Gómez, la rotonda frente al Congreso Nacional, La Plaza de la Bandera, Los Próceres, Arroyo Hondo, Josefa Brea con Padre Castellanos y la que existía en la carretera Mella con San Vicente de Paúl.
Algunos de esos espacios eran símbolos del poder político en años electorales: A Balaguer y a su Partido Reformista les gustaba hacer cierres de campaña en la rotonda de la John F. Kennedy con avenida Máximo Gómez y a su adversario, el Partido de la Liberación Dominicana, la de avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez.
El Partido Revolucionario Dominicano, con su líder José Francisco Peña Gómez, prefería mostrar su músculo político con masivas concentraciones en la cabecera del puente de la 17 que abarcaba el trébol que aún existe en el lugar.
Las que existen en la actualidad
De todas ellas se mantienen la de Los Próceres, la Plaza de la Bandera, la del Obelisco Macho y la que bordea el frente del Congreso Nacional y la Alcaldía del Distrito Nacional.
Durante el primer gobierno del expresidente Leonel Fernández (1996-2000), las rotondas comenzaron a ser eliminadas para darle paso a un nuevo modelo de gestión de tránsito como son los elevados, pasos a desnivel y túneles. Se hablaba del «Nueva York Chiquito» del presidente Fernández.
El arquitecto, urbanista y catedrático Omar Rancier explica que las rotondas fueron parte de los elementos urbanos que caracterizaron el comienzo de la construcción de corredores en los años 90 que tenían por objetivo mejorar el tránsito.
