La Miopía (37%), astigmatismo (36%) y presbicia (31.2%) son las principales patologías oculares diagnosticadas, pero hay más

En el Día Mundial de la visión, 9 de octubre, cada personas debe pasar revista al estado de sus ojos, de su vista.
Según los resultados del Barómetro de salud y bienestar ocular del grupo Miranza, recordar que la Miopía (37 %), astigmatismo (36 %) y presbicia (31.2 %) son las principales patologías oculares diagnosticadas, pero hay más.
Además de estas patologías, la visión borrosa y la sensibilidad a la luz son los síntomas visuales que más afectan a la población.
Estos son seguidos de irritación, picor y escozor y sensación de pérdida de visión y sequedad ocular, que afectan a más de un tercio de la población, siendo el lagrimeo el síntoma que provoca mayor incomodidad en quienes los padecen.
Según los datos de la consulta entre un millar de personas menos de la mitad de los afectados por estas u otras patologías reconocen no haberse sometido a tratamiento médico, pese a los elevados índices de problemas oculares. Solo se salvan los casos de glaucoma (el 62 %), que ante ello si se acude.
En estos casos el nivel de dependencia es elevada, ya que el 73 % utiliza gafas de forma habitual o esporádica y un 17 % lleva lentillas, lo que incomoda al 34 % y 38 % de los usuarios, respectivamente.
Limitaciones en el día a día
Leer en el móvil y ¡subir y bajar escaleras! son dos de las actividades más frecuentes y, a la vez, de las consideradas más importantes y que más dificultades generan relacionadas con la visión.
Casi la mitad de los encuestados afirma que la vista afecta a su capacidad para conducir (46 %) y para trabajar (43 %) y, en menor medida, para socializar (33 %) y para hacer deporte (21 %).
También es relevante el 17 % que afirma que su estado visual les afecta a las ganas de salir de casa.
La visión nos hace disfrutar más de la vida. En este sentido, los problemas oculares afectan al bienestar global de la persona, haciendo que su deterioro provoque sentimientos de pérdida de control (24 %), inseguridad (22 %), dependencia de otros (20 %), así como frustración, tristeza o vergüenza.
Pese a todo, y aunque el 73 % afirma que la visión es algo que le preocupa, el 90 % opina que hay que cuidarla y el 74 % defiende la conveniencia de las revisiones oftalmológicas anuales, especialmente los mayores de 40 años, la realidad es que ninguna franja de edad se revisa la vista anualmente.
Los hábitos que afectan a nuestra vista
Dicen los expertos que la falta de compromiso con la prevención se traduce también en la poca importancia que se otorga a los hábitos en relación con la salud y el bienestar ocular, ya que menos de la mitad (41 %) cree que sus hábitos afectan a la vista.
Si bien la mayor parte (64 %) opina que existe un condicionante genético en los problemas de visión y más de la mitad que hay otros factores que pueden influir, como la contaminación (58 %), son muchos menos los que creen que hábitos modificables, como el tabaco y el alcohol (36 %), la alimentación (34 %) y el ejercicio (18 %) pueden afectar a la salud ocular.
En cambio, sí se otorga algo más de peso a las horas de sueño, un factor que puede no resultar fácil de modificar.
Sobre cómo afectan los hábitos de una persona a su salud ocular, el Dr. Marco Sales comenta que «es un hecho que fumar, el alcohol, la mala alimentación y el sedentarismo afectan a los ojos, un órgano vascularizado y que, por tanto, está condicionado por el funcionamiento general del organismo. Cuidar los hábitos, sin duda, contribuye a una mejor salud y bienestar ocular».
Las preocupaciones y el estrés, también afectan al estado de los ojos.
Según el estudio del grupo oftalmológico Miranza, aquellos que reconocen padecer niveles de estrés altos (52 %) valoran su salud ocular 10 puntos por debajo de los que los que dicen sufrir menos estrés (71 %, frente al 81 %).
Lo mismo ocurre con el 36 % que afirma no dormir suficiente (70 % está conforme con su estado ocular, frente al 79 % de los que descansan bien), y con los que se declaran sedentarios, un 71 % están medianamente satisfechos con su salud visual, frente al 82 % de los que llevan una vida activa.
Otro de los frenos para avanzar en el cuidado de los ojos y mejorar una nota que, un año más, apenas supera el 5, puede responder al hecho de que menos de la mitad de los encuestados crea que la pérdida de visión es evitable o modificable.
Esta creencia puede influir negativamente tanto a la hora de modificar hábitos, como a la de acudir a los especialistas de forma puntual y/o de someterse a los tratamientos indicados.
