La bailarina y coreógrafa revela a Diario Libre la intimidad detrás de «Lo que se hizo voz – Doce poemas», un proyecto que une palabra e ilustración en un viaje de memoria, y deseo

La artista dominicana María Emilia García Portela presenta su primer poemario Lo que se hizo voz – Doce Poemas, un libro que une poesía e ilustración en una travesía íntima por la memoria, el deseo y el renacimiento.
La puesta en circulación tendrá lugar el domingo 28 de septiembre de 2025, a las 7:00 p. m., en el Pabellón del Cómic, en el marco de la Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2025.
Lo que se hizo voz – Doce Poemas reúne escritos de distintos momentos de la vida de la autora, que poco a poco fueron encontrándose hasta formar un solo cuerpo poético. Como fragmentos de un diario secreto, estos textos revelan paisajes íntimos donde conviven el deseo, la memoria, la pérdida y el renacimiento. En sus páginas también habitan preguntas y silencios, invitando al lector a acompañarla en este viaje interior.
Acompañando a los textos, las ilustraciones de Gerardo Castillo dialogan con la poesía, creando un universo visual que refuerza lo íntimo y lo simbólico. La obra cuenta además con la corrección de estilo de Gloria Calderón, logrando una edición cuidada que integra distintas sensibilidades artísticas.
—Uno conoce tu trayectoria como una destacada artista en la escena, hemos visto espectáculos en los que hay textos tuyos, pero esto como que te sacó un poco de la zona de confort, si se quiere.
—Bueno, realmente no, porque yo desde siempre he tenido una relación muy íntima con la escritura. Lo que pasa es que eran como mis procesos creativos detrás de subir a escena o de crear una pieza.
Me puse a analizar cuál iba a ser mi norte y me encontré con esos poemas. Varias personas me motivaron a compartirlos.
—Obviamente, como tú bien refieres, no es algo extraño para ti, pero sí la aventura de escribirlo y de dejarlo plasmado en una obra.
—Sí, de compartirlo a ese nivel. Porque como bien dices, algunas piezas tienen algún tipo de poema o alguna canción a la que yo le hice la letra, o el poema per se, o inspirado en un poema. Eso hay que resaltarlo, porque la mayoría de los poemas que se presentan en este poemario vienen de raíz de una pieza a la cual yo tuve que dedicarle mi esencia.
—O sea que la danza, de alguna manera, fue una bujía inspiradora para ti.
—Es el motor.
—Sí, ¿verdad? Igual para crear las ilustraciones fue el motor de arranque.
—Yo quería que las ilustraciones se sintieran danza.
—Qué bueno. Mira, y este trabajo, aunque tú me dices que han salido de piezas, algunos o no sé si todos, ¿qué tiempo te tomó hasta armar todo el proyecto y decir: «ya quiero sacar este libro de poesía«?
—Bueno, tenemos dos años trabajándolo, el ilustrador y yo.
—¿Y qué notaste en todo este proceso creativo, conjuntamente con el ilustrador? Esto no, esto sí, hay que arreglar aquí, etc. ¿Cómo fue todo eso?
—Fue un proceso muy lindo, porque nacen de una inspiración propia. No fueron creados para ser ilustrados ni para ponerlos todos juntos. Tuvimos que buscar ese punto conector donde pudiesen dialogar ambos lenguajes. Entonces creamos una historia y unos personajes que le dan sentido a estos poemas.
Al final es como una pequeña historia. Muy por debajo se cuenta la historia de estos dos personajes, pero más que nada queremos que el lector empatice con lo que está leyendo y pueda identificarse.
—¿Está en tu agenda, luego de la publicación de este poemario, concebir un espectáculo sustentado en el libro?
—No me lo he planteado, pero ahora que lo mencionas, podría ser posible. La danza y el país me han regalado ese momento que podríamos llamar precariedad de la profesión que escogí, pero más que eso es la resiliencia de poder navegar en diferentes lenguajes y manifestaciones artísticas.
Entonces entiendo que sí, porque voy navegando de la danza al teatro, al cine, y de repente compartimos la escritura porque el universo me lo coloca así. Aparte de eso, estoy escribiendo otro artículo sobre danza. La vida me está mandando a escribir, y yo escribo.
—La danza, ¿cómo ha sido ese viaje tuyo en el arte en sentido general?
—Espectacular, pero a la vez de mucha lucha y estrategia. No es favorable nuestra sociedad, no es favorable políticamente ni económicamente el arte en este país y en el mundo. Entonces es una constante lucha, una constante reinvención. Yo siempre pienso esto: no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.
Como yo puedo encontrar muchas cosas que me llenan el alma en el arte, soy feliz. Pero sí, es una constante prueba y lucha.
—Particularmente en República Dominicana, ¿qué te ha permitido a ti tu desempeño en el arte, en la danza específicamente?
—Ha sido un terreno muy árido y difícil, pero seguimos en pie. Yo viví unos años en España, y al regresar, tomar la decisión de volver becada por el Mescyt para atribuirle y devolverle a mi país todo lo que había invertido en mí, fue la decisión más sabia.
No solo por lo que he aprendido, sino también por mi voluntad, mi energía, mi manera de pensar y mi lucha. Yo entendía que era aquí donde tenía que hacerlo, y lo sigo haciendo.
