El arzobispo denunció la incoherencia de celebrar la misa mientras se ignoran las injusticias

José Zapata

En un contundente llamado a la paz mundial, el arzobispo metropolitano de Santiago, monseñor Héctor Rafael Rodríguez, pidió orar por el fin del conflicto entre Irán e Israel, durante la homilía de la misa de Corpus Christi celebrada este jueves en el Estadio Cibao.

«Oremos por la paz entre Israel e Irán. Es una verdadera miseria«, proclamó el arzobispo ante miles de fieles, al tiempo que contrastó la violencia bélica con el gesto bíblico de fraternidad de Melquisedec: «Melquisedec salió al encuentro de Abraham con pan y vino, no con una ametralladora ni un misil».

La reflexión formó parte de su mensaje central sobre la Eucaristía como sacramento de comuniónreconciliación y compromiso social, tras una solemne procesión con el Santísimo, que partió desde la Catedral Santiago Apóstol el Mayor.

Monseñor Rodríguez destacó que este misterio de fe interpela a los creyentes a no vivirla de manera pasiva, sino a traducirla en acciones concretas de justicia, compasión y solidaridad.

«Cristo no se queda solamente en la custodia para que lo admiremos a distancia; su presencia eucarística nos mira y también nos pregunta: ¿Dónde están mis hermanos hambrientos? ¿Dónde están los migrantes despreciados, las familias sin techo y los jóvenes desorientados?», expresó con énfasis.

El arzobispo denunció la incoherencia de celebrar la misa mientras se ignoran las injusticias. «No tiene sentido comulgar con Cristo si cerramos el corazón a los que sufren.

Celebrar la misa y ser injusto es traicionar el altar. Amar la hostia consagrada y no amar a Cristo roto en los descartados es una incoherencia grave«, sentenció.

Procesión con el Santísimo y acto masivo en el Estadio Cibao

La jornada inició a las 7:00 de la mañana con una procesión eucarística desde la Catedral Santiago Apóstol el Mayor hasta el Estadio Cibao, donde se ofició la misa, a las 9:00 de la mañana, como parte del calendario litúrgico católico en el contexto del Año Jubilar «Peregrino de Esperanza».

Durante el recorrido, miles de fieles se congregaron con muestras de fe y reverencia.

Mucho respeto con mucha alegría cuando pasábamos; hasta niños de rodillas clamaban: ´¡Viva Jesús Sacramentado!´», relató emocionado el arzobispo al iniciar su homilía.

En su reflexión, monseñor recordó que la Eucaristía es un llamado a vivir en comunión y a convertirse en don para los demás

«Dios no se quedó en las alturas, sino que se hizo pan para caminar con nosotros y alimentar nuestras hambres más profundas», dijo.

«La misa no termina en el templo; continúa en la calle, en el hogar, en la oficina, en el barrio»Monseñor Héctor Rafael RodríguezArzobispo metropolitano de Santiago

Autoridades presentes y participación comunitaria

Entre las autoridades que asistieron a la misa estuvieron la gobernadora provincial, Rosa Santos; el alcalde de Santiago, Ulises Rodríguez; y el director regional de la Policía Nacional, general Juan Bautista Jiménez Reynoso.

También participaron líderes eclesiásticos, miembros de comunidades parroquiales y representantes de diversos sectores sociales.

La celebración fue acompañada musicalmente por el Coro Arquidiocesano de Santiago, bajo la dirección del maestro Alejandro Delgado, en un ambiente de recogimiento espiritual y fervor religioso.

Compromiso social desde la fe

Al concluir su mensaje, monseñor Rodríguez exhortó a que la Eucaristía no se quede en lo ritual, sino que transforme vidas y comunidades, «que nuestras parroquias sean mesas abiertas donde todos encuentren pan, dignidad, ternura y respeto. Porque una Iglesia Eucarística es también una Iglesia cercana, sencilla y solidaria«.

«La Eucaristía nos transformanos sacude y nos envía. Que al recibir el cuerpo de Cristo, renovemos nuestro compromiso de ser presencia viva de Cristo en un mundo hambriento de justicia, de compasión y de paz», proclamó el arzobispo.