Al recibir el premio Platino de Honor relató el porqué no le daban trabajo y reconoció las trabas que todavía existen en el cine

En la actualidad, Eva Longoria es una de las figuras más exitosas de Hollywood. Ha logrado trascender con proyectos tan relevantes como rentables. Sin embargo, no siempre fue así.

Al inicio de su carrera, la actrizdirectora de cine y televisión, además empresaria estadounidense de origen hispanomexicano, tuvo que vencer estereotipos, tocar (muchas, muchas) puertas y crear sus propias oportunidades para lograr el éxito.

Y es que, como ella misma relató durante un encuentro con la prensa, en el que estuvo presente Diario Libre, en el marco de los premios Platino, donde fue la galardonada de honor, tuvo muchas limitaciones para conseguir un papel en Hollywood.

«Siempre quise ser actriz. Hace 30 años me fui a Hollywood, pero cuando llegué allí no me daban trabajo. Era latina pero no hablaba español. No podía interpretar a una gringa porque mi aspecto era de mexicana, pero tampoco me daban papeles de latina porque sólo hablaba inglés. Sentía que no era de ningún sitio», aseguró con un mejor español al de sus inicios.

Sin embargo, como no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista, las cosas cambiaron (para bien). A la actriz le llegó el rol por el cual hasta el día de hoy es conocida: Gabrielle Solís en la serie de televisión Desperate Housewives, un papel que le alejaba mucho del estereotipo de la mujer latina en los Estados Unidos.

«Soy muy suertuda», dijo Longoria. Y es que ese papel en Mujeres desesperadas fue como si le tocara la lotería.

«Cuando leí el papel no me lo podía creer. Mi personaje era la más rica del barrio. Solís era adinerada y exitosa y no tenía acento. El guionista me hizo un gran regalo con ese personaje, que está inspirado en una mujer real a la que él había conocido de joven cuando vivía con su familia y que siempre había querido llevar a la pantalla», relató Longoria.

Solís llevó a Longoria al estrellato. Pero la actriz no olvidó que tenía una asignatura pendiente: aprender español. Una materia que aprobó en España. «Empecé a hablar el castellano aquí y todavía uso palabras que sorprenden en México porque digo zumo en lugar de jugo o utilizo el vosotros en lugar del ustedes», señaló la intérprete en un discurso que ofreció en perfecto castellano «y sin haber tomado ni una gota de tequila».

Pero la actriz sabía que la del español no era su única asignatura pendiente. También quería poner su granito de arena para que los latinos, y sobre todo las mujeres, pudieran tener reconocimiento en el cine y la televisión «porque cada vez tienen menos protagonismo en el audiovisual».

Ella quiso cambiar esta realidad, pues «esa era la manera de impulsar el talento latino y femenino».

«Cuando llegué a Hollywood quería producir y ser directora, pero empecé como actriz«.

«Quiero trabajar con todas las actrices de nuestra comunidad. Roselyn Sánchez y Jessica Alba son mis musas. También Sofía Vergara y, por supuesto, Shakira», dijo convencida.