Fueron las primeras pinturas rupestres encontradas en todo el mundo

Cientos de familias dependen de la explotación minera que amenaza las cuevas

Miguel C, Eddy V

Los primeros escritos sobre las cuevas del Pomier datan de hace más de 500 años. Fray Ramón Pané acompañó a Cristóbal Colón en su segundo viaje al nuevo mundo y se convirtió en el primer arqueólogo en América.

Más tarde, en 1523, Pedro Mártir de Anglería organizó un viaje al Pomier para hacer un estudio teológico. Este cronista quería encontrar una respuesta a la siguiente pregunta: ¿Por qué los indios de alrededor del continente (México, Colombia, Venezuela…) visitaban las cuevas cada cierto tiempo? 

Las cuevas del Pomier contienen pictografías precolombinas extraordinarias. Estas pinturas, las primeras rupestres encontradas en el mundo, son un espejo de cómo eran los ancestros que habitaban la isla. A través de ellas, podemos conocer la cultura de los taínos: sus costumbres, sus miedos, placeres e inquietudes.

Las pictografías de las cuevas cuentan historias y definen las creencias de los antiguos habitantes de la isla. Como esta, que según los historiadores representa un ave grande agarrando a una persona. Se cree que había un animal que, en lugar de ser cazado por el taíno, cazaba al taíno. Además de esta pintura, en las cuevas se pueden ver representados ritos, chamanes, animales y mucho más.

Sin embargo, las cuevas del Pomier están en peligro. Las empresas mineras que excavan en las inmediaciones ya han acabado con algunas cavidades y no se detienen. Domingo Abreu, presidente del Espeleogrupo de Santo Domingo, lleva años luchando para lograr su conservación. «Estas cuevas están consideradas como la capital del arte rupestre. Estaríamos perdiendo la capital primigenia, mística, religiosa y cultural de las culturas que estaban aquí antes de la llegada de los europeos», explica a Diario Libre.