Este joven ha desafiado las barreras de la falta de recursos, escepticismo y miedo al fracaso, apostando por la creatividad

En un pequeño taller improvisado en el patio de su casa, en Pueblo Nuevo, Los Alcarrizos, un sueño toma forma entre herramientas desgastadas, piezas de metal y una inquebrantable determinación. Natanael Cabrera, un joven electricista apasionado por los juegos mecánicos, ha dedicado los últimos seis meses a construir, con sus propias manos, su primera creación: el «Dado Loco«, un aparato que simula el movimiento constante de un dado lanzado al aire.
Un sueño que gira sin detenerse
«Le puse ´Dado Loco´ porque, al ser cuadrado y girar sin parar, se asemeja a un dado en movimiento. Es una forma de darle un toque de locura a la diversión«, explicó con entusiasmo.
Desde niño, este curioso inventor quedó fascinado por los parques de diversiones. Recuerda cómo, mientras acompañaba a su hermano mayor, Jean Carlos Cabrera, quien trabajaba como seguridad en estos centros recreativos, observaba con asombro la magia detrás de cada juego.
«Siempre me maravilló cómo todo se movía, cómo algo tan simple podía hacer reír a tanta gente. Soñaba con algún día crear algo que lograra lo mismo», relató con nostalgia.
Para Natanael, el «Dado Loco» no es solo una atracción improvisada; representa el primer paso de su gran sueño. Según explicó a Diario Libre, su invento cuenta con una estructura que gira 360 grados en ambas direcciones y tiene capacidad para cinco pasajeros. Está equipado con un doble sistema de seguridad, tipo A y B, para garantizar la protección de los usuarios, un motor de dos caballos de fuerza con voltaje de 110 a 220 y una revolución de 1,200 por minuto en marcha baja. Además, incluye una malla de seguridad.
Obstáculos y perseverancia
Más que construir un juego mecánico, Natanael ha desafiado barreras. Ha enfrentado la falta de recursos, el escepticismo y el miedo al fracaso, apostando por su creatividad. Su inspiración surgió tras escuchar una frase que lo marcó profundamente: «Trabajando no te haces rico, te haces rico con ideas». Esas palabras encendieron en él una chispa imposible de apagar.
«Yo hice esto solo, sin ayuda de nadie. Soy muy inteligente. Un sobrino me apoyó en algunas cosas, pero todo lo demás lo he hecho con mis propias manos», comentó con orgullo mientras observaba su creación.
Aunque su primer proyecto aún está en proceso de perfeccionamiento, ha invertido más de 200 mil pesos en materiales. No planea vender su invento, sino terminarlo y, con las ganancias generadas, seguir fabricando más juegos. «Todavía falta inversión, incluso para detalles como la pintura. Por ahora, lo estoy pintando a brocha», explicó.
El futuro de un inventor
Natanael tiene grandes planes. Su sueño es estudiar robótica y desarrollar más juegos mecánicos que combinen su amor por los parques temáticos con la ingeniería. «Mi meta es seguir creando y, algún día, presentar este juego al alcalde o al ayuntamiento para que se coloque en el parque cercano y así convertirme en un gran empresario de juegos mecánicos«, afirmó.
