Los abuelos y los padres raras veces se equivocan cuando “por encima de la ropa” suelen advertir que una persona es educada, respetuosa y noble. Cualquiera que, por los años o por instituto, tenga este don, sabe que Emil Santana cumple con este trípode de valores.
Sin duda, es puntual. Llegó a su hora, ni antes ni después. Calmado esperó para ser entrevistado, aunque, después que vio la verdad, no tardó en decir: “Yo estoy un poco nervioso”. “Tranquilo. Tú viniste a tener una conversación. No te asustes por preguntas, que no será así”. Se le dijo para que se relajara y, tal parece que eso fue una ‘misa de salud’. No se dio cuenta que desde ya, había comenzado la recolección de datos para contar su historia.
“Qué raro es ver a un joven crear una línea de productos de bella”. Se le comentó a modo de introducción para que comenzara a hablar sin sentirse cuestionado. “Fíjate, a mí siempre me ha gustado ver a las mujeres con el pelo bonito, pero en realidad, la inspiración para esto fue mi abuela. Hace dos años a ella le dio un ACV, en Estados Unidos y, cuando me lo dijeron, me sentí muy mal, al punto que comencé a perder el cabello, es decir, a quedarme calvo”. Cuando decía esto su rostro se veía triste, pero de una vez dejó saber que, cuando se hizo la entrevista, hacía sólo días que había perdido a su abuelita.
