
POR: DR. FAUSTO MOTA
“Entre las profesiones que se tienen por más dignas, la primera por el orden de su trascendencia es el magisterio”. Hostos.
La luz refulgente de una estrella iluminó el parnaso nacional con la presencia de esa egregia figura antillana llamada, Eugenio María de Hostos.
Él promovió la más relevante revolución educativa: cierta, duradera, de fondo y forma en el sistema educativo nacional.
Hostos representa la influencia de una mente prodigiosa y espíritu noble e indomable, que sustentado en ideales de libertad, progreso y desarrollo; impactó actitudes, planes, metodología y forma de pensar de las mentes más preclaras de la República Dominicana.
Eugenio María de Hostos que nació en Mayagüez, Puerto Rico, el 11 de enero de 1839, constituye la plataforma epistemológica del pensamiento educativo dominicano. Educador, filósofo, sociólogo y escritor.
Luchó incansablemente por la emancipación de su Patria, Cuba , y toda América Latina.
La educación para Hostos era un proceso de liberación humana, a través de la cual se podía conseguir la liberación del colonialismo y podía ser el medio para una transformación social. El pensamiento educativo del Maestro, defendía el derecho del niño a buscar la verdad por sí mismo, a eliminar la memorización mecánica, estableciendo la actividad como única forma de crear los intereses cognitivos.
Categorizó el estudio científico bajo el sistema de intuir para inducir, inducir para deducir y deducir para sistematizar. Concebía la educación como el proceso para el desarrollo de la razón de un hombre completo, lo que incluye, cuerpo, razón, sentimiento y conciencia moral.
La Revolución Educativa de Hostos fue impactante. Plasmó su visión y pensamiento produciendo una verdadera transformación en todos los estamentos del Sistema Educativo Dominicano.
En su peregrinar sembró semillas de redención política y de liberación de las ataduras de la ignorancia, la barbarie, la civilización y la cultura.
El Señor Hostos como le llamó su discípulo aventajado, Félix Evaristo Mejía, contribuyó notablemente con la educación de la mujer, lo cual constituyó su punto de apoyo para el desarrollo intelectual y social de la mujer dominicana.
Incorporó a la educadora y poetisa Salome Ureña de Henríquez a la cruzada a favor de la Educación Dominicana, y en ese sentido; fundó el 16 de octubre de 1881, el Instituto de Señoritas, para dedicarse a la Educación Dominicana.
Los frutos de la Educación Hostosiana se diseminaron por todo el territorio nacional: permeó la base metodológica, contenidos, técnicas, y puso énfasis; en el enfoque científico para apropiase del pensamiento y el conocimiento.
Una camada de personalidades se formó en el “ Sistema Educacional Hostosiano; que a su vez formaron generaciones que les sucedieron.
Esta escuela superó todo lo existente en: fruto, perdurabilidad, eficacia y eficiencia. Entre otros, podemos mencionar los siguientes frutos: Francisco Henríquez y Carvajal, José Dubeau, Emilio Prud’ Homme, Félix Mejía, Francisco José Peynado, Rafael Justino Castillo, Rafael M. Moscoso, Andrés, Francisco y Raúl Aybar, Leonor Felz, Eva y Luisa Pellerano y Anacaona Moscoso. Ellos fueron cosecha imperecedera de su espíritu y mente.
El gran Pedro Henríquez Ureña, denominó a Hostos como; “Ciudadano de América”. Fue hombre de luz y visión futurista, verdadero forjador de la revolución educativa.
La sociedad Dominicana posee deuda moral eterna con ese gigante, el cual pidió ser enterrado en nuestra Patria, hasta tanto, la suya posea independencia y democracia real.
Al cumplirse hoy jueves, 11/01/2024, el 185 aniversario del natalicio de ese ilustre maestro, sirvan estas ponderaciones como sencillo homenaje por su obra inmortal.
