De una visa o pasaporte que emiten a un costo promedio de 150 dólares, solo reportan US$20 al Estado, revela excónsul

Tania Molina

Eligio Jáquez, Miguel Ángel Vásquez Peña, Geanilda Vásquez, César Julio Cedeño, Katherine Estela Peña, Fausto Rafael Jáquez y Antonio José Gómez Peña, cónsules dominicanos. (ARCHIVO)

Pese a los cambios notables en su servicio exterior, la República Dominicana sigue como uno de contados países en el mundo con un sistema consular basado en el clientelismo y fuente de enriquecimiento para unos privilegiados.

Por disposiciones discrecionales que datan de la dictadura de Trujillo, sin fundamento legal claro, cada cónsul retiene un porcentaje de los recursos que recibe por los servicios. Dependiendo de las relaciones comerciales, flujo turístico necesitado de visados y carga migratoria que exista con el país anfitrión, ese porcentaje puede suponerle varias veces su salario o dotación del mes. Como el ingreso depende en gran medida de los dominicanos, los cónsules se enriquecen a costa de inmigrantes en su mayoría pobres que pagarían varias veces menos por los mismos servicios, por ejemplo, de expedición o renovación de pasaportes, si los solicitaran en el país de origen.

La discrecionalidad que cada cónsul aplica a su política de cobros dificulta establecer un monto exacto de cuánto puede llegar ser el monto extra que reciben, pero testimonios de exfuncionarios consultados apuntan hasta un 80 % por encima de las tarifas que fija Mirex.

“Imagínate tú que el cónsul te cobre una visa en 80 o 100 dólares. De esos tiene que enviar 20 dólares a Cancillería nada más”. La afirmación la hace, partiendo de su experiencia de más de 10 años como cónsul general, Rafael Hernández.

El restante, dice, se queda en los bolsillos del jefe de la misión consular, quien además de tener un salario base en nómina, disfruta también de una dotación para cubrir gastos administrativos.

Los 51 cónsules generales y 218 vicecónsules que representan a República Dominicana alrededor del mundo, conforme la nómina de servicio exterior que publica Mirex, tienen asignados sueldos bases que van desde los 2,000 a los 2,500 dólares para los primeros, y 1,750 dólares los segundos. Los fondos adicionales varían y no se reflejan en la nómina, pero Hernández recuerda que como cónsul general en Zurich, Suiza, tenía una dotación total de 12,000 dólares.

Aunque la cifra luzca atractiva, Hernández explica que puede ser insuficiente, tomando en cuenta el costo de vida. “Todo lo que quedaba de esa dotación era mío. Pero, todo eso el cónsul siempre lo usa, pues 2,500 dólares no te alcanzan. Yo pagaba de renta 2,500 dólares y el local (de la oficina) pagaba 5,000”. El excónsul agrega a esos gastos, los de mantenimiento de equipos, transporte y comidas. La historia es otra en San Juan de Puerto Rico, Nueva York, Miami, Madrid, Nueva Jersey y Milán, entre otros, donde residen miles de dominicanos.

El excónsul entiende que los ingresos directos, los que califica como un privilegio y un premio a compañeros de partido, se deben eliminar y, a cambio, que los cónsules tengan salarios dignos y los ingresos de sus oficinas se reporten todos al Estado.