El aporte de quisqueyanos del exterior se escribe en letras de oro

Nathanael P, Romeo G

De Virgil a Sánchez y Towns, la diáspora ha oxigenado el deporte dominicanoKarl-Anthony Towns Cruz regresó a la selección tras una década de ausencia y elevó al equipo dominicano a otro nivel. (FUENTE EXTERNA)

Karl-Anthony Towns jugando en la Copa del Mundo con tanta entrega como lo hace para los Timberwolves que le pagará  US$404 millones, tomar de forma espontánea la bandera nacional y envolverse en ella como ese abrigo de pertenencia, sin poder contener las lágrimas tras la eliminación ante Serbia.

Más allá de triturar marcas que databan de 1978 y dejar al equipo nacional a escasos segundos de alcanzar los cuartos de final, la imagen de desprendimiento que dejó esta superestrella que en la adolescencia escogió honrar a su progenitora con su nacionalidad deportiva. Ni ser primera selección del draft en la NBA, Novato del Año, consagrarse como un estelar con tres Juegos de Estrellas que promedia 23 puntos y 11 rebotes en ocho temporadas le han hecho cambiar de opinión.

El de Towns que desde Filipinas puso a miles de seguidores a madrugar en el Caribe es el ejemplo más reciente de una relación entre el deporte dominicano y la diáspora que empezó a parir grandes frutos hace casi 70 años.

Expandir imagenInfografíaTowns junto a un grupo de dominicanos tras un partido de preparación en España.

Si el impacto del dominicano en el exterior ha jugado un papel protagónico en el desarrollo del país con el envío de toneladas de remesas cada año hasta la ocupación de miles de habitaciones hoteleras, intercambio educativo o representación artística y cultural, en lo deportivo se puede medir con escala mayúscula.

Desde Osvaldo Virgil, como pionero entre los peloteros quisqueyanos en las Grandes Ligas, hasta Félix Sánchez, como primer medallista de oro duartiano en Juegos Olímpicos, incluyendo a Alex Rodríguez, Manny Machado, Hugo Cabrera, Francisco García y Charlie Villanueva la huella de la emigración está muy presente y viva en la biografía deportiva dominicana, pasada, presente y apunta a seguir estirándose a futuro.

«Mientras mi mamá tenía que tener hasta tres trabajos la presencia de mi abuela ayudó mucho. En California no hay dominicano. Mi abuela vio que yo fácilmente podía desconectarme de mis raíces y ella siempre me decía la importancia de hablar español, de conectarse con mi país… que la música, que la comida y de sentirse orgulloso de ser dominicano a pesar de no vivir allá», dijo Sánchez durante la ceremonia de inducción al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano, en 2021.

Virgil abrió el camino

En 1945, cuando Virgil tenía 13 años, su familia emigró a los Estados Unidos y 11 años más tarde el montecristeño se convirtió en el primer duartiano en alcanzar las Grandes Ligas. Desde entonces más de 900 compatriotas alcanzaron ese primer mundo del béisbol.

Pero ha sido el baloncesto el deporte donde el impacto ha sido mayor, un grupo nacido en el país pero que se formó en el exterior y otro que pisó Quisqueya por primera vez ya formado como atleta.

Comenzó en la década de 1970 con la llegada de Hugo Cabrera, Eduardo Gómez, Kenny Jones, Winston Royal, Edgar de la Rosa, Luis Cruz y Luis Frías. Más adelante llegaron Derek Baker López, Orlando Antigua, Franklin Western, Rigoberto Núñez, Rickey y Jeff Greer, Julio Jiménez, Carlos Payano, Luis Flores y Edgar Sosa. La lista es enorme y no para de crecer. Luis Felipe López se fue de adolescente a los Estados Unidos y representó al país en torneos Centrobasket, preolímpicos y premundiales.

«Creo que tiene que ver mucho con la añoranza de los padres, que les inculcan eso a esos muchachos. Su país, su país, su país, mi país, mi país, mi país. Y ellos, para complacer a sus padres, entran en esa cuestión y lo dan el todo por nosotros, es una de las grandes razones», dice a DL Pedro Pablo Pérez.Pérez, que jugó superior con Arroyo Hondo y se estableció en Nueva York en la década de 1980, ha sido responsable de identificar y servir de puente para conectar con la Federación y clubes a decenas de esos jugadores.»Lo de Towns no tiene mamá ni papá, no tiene comparación. Hay que agradecerle infinitamente, no solo porque vino a jugar, sino porque está cubierto de un dinero que no lo vas a encontrar nunca en caso de que pueda haber tenido una lesión permanente (en el Mundial)», dice Pérez, quien ha formado parte de la gerencia de la selección en múltiples ocasiones. «Todavía a él le falta uno o dos contratos más en la NBA, algunos 300 o 400 millones más, o sea, que puso en riesgo, no solamente este, sino lo que le viene, el futuro. Ese muchacho es joven todavía. Twons hizo un gran esfuerzo, lo mismo Machado, Félix Sánchez, todos esos tipos, tiene que ver los padres mucho con esa decisión».De karate al softbolLa lista es extensa. Se encuentran casos en deportes individuales, desde la natación con Dorian McMenemy, de padres dominicanos y que asistió a los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río 2016; el boxeador Gerson Ravelo, que compitió en Sydney 2000 o las karatecas Tanya y Sasha Rodríguez, medallistas de oro en los Panamericanos de Lima 2019.