Ana Mirtha Vargas

Santo Domingo, RD

Las tradiciones y culturas van migrando a los pueblos a pesar de la resistencia a la celebrar ciertas fechas. Debemos admitir que son muy pocas las festividades oriundas de los países donde se practican, las fiestas van migrando con las personas a medida que el ser humano, errante de naturaleza, va moviéndose acompañado de sus creencias y costumbres. Otras personas se adhieren a usanzas foráneas por convicción, por el adoctrinamiento o el estudio particular de culturas haciendo uso de la conquistada libertad de ejercer su voluntad.

La Navidad tiene por fin celebrar el nacimiento del niño Jesús, y en su fiesta, muchas veces lo apartan, olvidando qué es exactamente lo que se celebra: su cumpleaños. ¿Qué regalo considerarías para al niño Dios en su día que fuera motivo de regocijo para todos? ¿Qué podrías hacer para él y por tus allegados que representaran tus valores cristianos?

Muchos adornos navideños utilizados datan de un antaño remoto, por ejemplo, el árbol de Navidad procede de tiempos remotos los celtas, quienes tenían una legua común, pero no se constituyeron en Estado, habitaron en el 1,200 antes de Cristo al año 43, poseían tradiciones y saberes que perduran en nuestros tiempos. Ellos consideraban el árbol de la vida. En forma de pino, uno de los árboles más comunes en esos lugares nórdicos. Recordemos que los pueblos indoeuropeos honraban la naturaleza y los árboles eran la expresión de la vida. El roble era realzado por su fortaleza, y acaecido el otoño, la pérdida de sus hojas lo hacía lucir seco de modo que lo remozaban con distintos adornos para ayudar a restablecer el espíritu de la naturaleza que había perdido.

Cuenta una leyenda que San Bonifacio, un monje inglés, encontró a un grupo de paganos alrededor a un pino en el momento sacrificarían un niño en honor a uno de sus dioses. Se dice que lo derribó con el fin de evitarlo. Al hacerlo dijo que era el árbol del Niño Jesús.

Se dice que Martin Luther, caminando por un bosque fue deslumbrado por la hermosura de las estrellas que centellaban traspasando las ramas de los pinares en la víspera de Navidad por lo que cortó uno para evocar lo que había vivido en su paseo. Hay quienes defienden que el árbol de Navidad fue descubierto por un caballero de la mesa redonda del rey Arturo, llamado Parsifal, un celta que buscaba el Santo Grial.

La corona de Navidad es fruto de la mezcolanza de culturas que se van transformando y dando origen a otras modernas. La corona, símbolo de poder, el círculo frecuentemente utilizado con sentido espiritual. Griegos, romanos, entre otros, aportaron a lo que practicamos hoy. Las guirnaldas, el tipo de plantas utilizadas con poderes sanadores y mágicos con la intención de vincular al ser humano con su misticismo. El fuego, símbolo del Espíritu, usado también para proveer iluminación apaleando la sombra de oscuro invierno.

Que el camino de tu vida sea iluminado por la fe, generosidad y alegría. Que el niño renazca en ti.