Mantenerse libres de errores costosos. Ése es el mantra que tanto los Bengals de Cincinnati como los Rams de Los Ángeles deben adoptar antes del Super Bowl de este domingo.
Limitar los balones perdidos y las costosas penalizaciones. No desperdiciar los tiempos fuera, especialmente en la segunda mitad.
Privilegiar el juego duro por encima del juego atractivo. Ser eficaz, más que espectacular.
Lo que necesitan es voltear hacia atrás para ver la última ocasión que Los Ángeles albergó el Super Bowl hace casi tres décadas. Ese partido en el Rose Bowl fue una risible paliza en que los Bills de Búfalo no se cansaron de entregarles el balón a los Cowboys de Dallas.
Lo mismo piensa el cornerback de Los Rams Jalen Ramsey: «Hacer lo nuestro y hacerlo lo mejor posible. Así se gana en el fútbol americano».
Desde luego, éste es el Super Bowl, el evento deportivo más grande de Estados Unidos. Tal vez es de hecho el mayor evento del país en cualquier ámbito.
«Sólo hay que salir e imponer nuestra voluntad, jugar duro y dejar las piezas caigan en donde necesitan caer», recalcó el cornerback de los Bengals Eli Apple.
