El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, advirtió a Moscú de los «costes» que tendría invadir Ucrania». Lo hizo durante su reunión con el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, que aseguró por su parte que Rusia no quiere «ningún conflicto», pero pidió algo a cambio de solucionar los ya existentes: no más ampliaciones de la OTAN hacia el este. Esto implica que Ucrania no entre en la Alianza Atlántica jamás, ni como miembro ni como voluntaria punta de lanza.
Lavrov recordó las garantías que el Kremlin ha pedido a la OTAN para garantizar que no proseguirá su expansión hacia las fronteras rusas: «Una nueva ampliación de la OTAN hacia el este afectaría a los intereses fundamentales de nuestra seguridad», señaló.
Los aliados han defendido la libertad de cada país para ingresar en la alianza. Pero ante eso Lavrov recordó que «si la OTAN declara que nadie tiene derecho a decir a otro país que desee ingresar en la OTAN si puede hacerlo o no, nosotros nos remitimos a un artículo del derecho internacional sobre que cualquier Estado está en su derecho de elegir la forma de garantizar sus intereses legítimos en materia de seguridad». Todo un aviso a Washington pero también a Kiev, donde hiela la sangre toda alusión a los «intereses» rusos en «materia de seguridad».
El presidente ruso, Vladimir Putin, se quejó esta semana de la ayuda militar aliada a Ucrania y advirtió a la OTAN contra la instalación de sistemas de defensa antimisiles en Ucrania. Lavrov, durante su intervención en la reunión de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), siguió en esta línea alertando de que «la arquitectura de la estabilidad estratégica se está desmoronando de manera acelerada».
La culpa la tiene Occidente: «La infraestructura militar de la Alianza se aproxima a nuestras fronteras». «La transformación de nuestros países vecinos en plataforma de enfrentamiento contra Rusia y el despliegue de fuerzas de la OTAN cerca de zonas estratégicamente importantes para nuestra seguridad es categóricamente inaceptable», aseveró el ministro ruso.
